En nuestro caso la llegada de Zelda a casa no fue ningún problema para Lucca, si no mas bien al contrario, pero la adaptación entre perros y gatos no suele ser tan fácil.

Debemos tener en cuenta que nuestro perro va a pasar de ser el rey de la casa a tener otro peludo que le haga la competencia, pero siguiendo unas pautas adecuadas se pueden convertir en los mejores compañeros de piso.

Todo ello depende mucho del carácter que tengan nuestros peludos. Hay algunos que nunca podrán llegar a convivir, otros que compartirán casa pero siendo muy independientes y otros que se pasarán el día juntos.

¿Cómo facilitar la adaptación?

Para facilitar las presentaciones podemos seguir una serie de pautas que les hagan las cosas más fáciles a nuestros peludos:

  1. Debemos habilitar una habitación o zona de la casa para el nuevo inquilino donde pueda estar tranquilo sin que el perro le moleste. Debemos intentar que no sea un lugar que el perro suela utilizar a menudo para descansar o comer ya que entonces este se sentirá invadido. En esta etapa el gato se va acostumbrando a los olores y ruidos de la casa. Para facilitarlo podemos usar feliway.
  2. Una vez que ambos estén relajados, para lo cual pueden pasar minutos, horas o días, podemos proceder a iniciar las presentaciones. Lo ideal al principio es que exista algo que los separe aunque se puedan ver y oler. Podemos dejar al gato en un transportín cerrado o poner entre los dos una red o alguna separación. Además conviene que el perro esté atado, aunque sin tirar de la correa.
  3. Una vez que ambos están relajados, que igual que anteriormente puede ser en horas o días, podemos proceder a dejar al gato en libertad. Habrá que dejarle su espacio y no obligarlo a nada, así como habrá que permitir que el perro le olfatee. En el momento en el que veamos que cualquiera de los dos se pone nervioso habrá que parar las presentaciones y seguir más adelante.
  4. Para facilitar que ambos se acostumbren al olor del otro podemos dejarles algún objeto (una manta, un juguete…) a cada uno y luego intercambiarlos.
  5. Una vez que las presentaciones se hayan hecho correctamente y comprobemos que ambos pueden convivir debemos dejar un tiempo antes de dejarlos solos y sin supervisión.
  6. En todo momento debemos dejar al gato que tenga algún lugar seguro donde pueda refugiarse (un rascador, un trasportín en un lugar elevado, etc). Así mismo es recomendable que cada uno tenga una zona de descanso separada para que puedan esta solos si lo desean.

Esto sólo son algunas indicaciones que nos pueden venir bien y facilitar las cosas pero, si queremos evitar problemas y hacer todo de manera correcta, lo ideal es consultar con un adiestrador que nos indique cómo actuar. Cada animal es un mundo y ellos son los que mejor saben cómo actuar en cada caso y qué pautas seguir.

Además, hay algo que siempre debemos de tener en estos casos: Paciencia. Puede que la adaptación sea rápida, pero también puede que nos lleve bastante tiempo ¡No desesperes si es así!

por Celia

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