El cambio climático y el aumento general de las temperaturas ha provocado que el riesgo de transmisión de enfermedades vectoriales, como la leishmaniosis, pase de los meses de primavera y verano a todo el año.
Hoy hablamos de nuevo de esta enfermedad y vemos cómo ha ido evolucionando su incidencia extendiéndose por todo el territorio español, incluso en Asturias o Cantabria donde antes era casi inexistente, y durante todos los meses del año.
¿Qué es la leishmaniosis?
La leishmaniosis es una enfermedad producida por el protozoo leishmania que es trasmitido a nuestros perros a través de un vector, el mosquito flebotomo. Este insecto es de tamaño pequeño (2-3mm de longitud) y su vuelo es muy silencioso. Solo las hembras se alimentan de sangre y son las responsables de la transmisión.
Una vez que le perro ha sido infectado hay un periodo de incubación de entre 3 y 18 meses. Después de ese tiempo, se produce una respuesta inmunológica descontrolada que es lo que provoca los síntomas que son muy amplios. Algunos de los más habituales que podemos encontrar son:
- Pérdida de peso
- Alopecia y otros problemas de piel
- Aumento del tamaño del hígado y del bazo
- Inflamación de los ganglios linfáticos
- Insuficiencia renal
- Fiebre
- Hemorragias nasales
- Problemas digestivos
- Problemas oculares
Un perro infectado no tiene por qué mostrar todos ellos, lo más habitual es que aparezcan solo algunos. Puede darse incluso algún caso en el que la enfermedad esté latente pero no llegue a mostrar sintomatología (que será lo que buscaremos si nuestro perro se infecta, puesto que no hay una cura).
Sin embargo, hay algunos perros a los que afecta gravemente y cuesta mucho estabilizarlos o no se consigue, en cuyo caso el pronóstico es muy grave, por lo que la prevención es esencial.
¿Cómo se contagia?
Para que un perro se contagie debe picarle un flebotomo que previamente haya picado a un perro que esté contagiado. Además, se trata de una enfermedad zoonótica que puede contagiarse también a las personas a través de la picadura de este mismo insecto.
Hace unos años los flebotomos solían tener su máxima actividad en los meses más cálidos, primavera y verano, en zonas de costa y cerca de ríos y lagos principalmente. El aumento de las temperaturas ha llevado a que este mosquito actúe durante todo el año y se extienda a otras áreas donde antes apenas había incidencia.
En los últimos años las temperaturas han aumentado un 0,3% cada década desde los años 60, lo hemos experimentado estos últimos días especialmente con la ola de calor.
¿Cómo prevenir el contagio?
Ya hemos visto que la leishmaniosis es una enfermedad que no tiene cura, y con tratamiento lo que intentamos es que desaparezca la sintomatología una vez se ha contraído la enfermedad. Esto hace que sea esencial proteger a nuestro perro para que no llegue a contagiarse y para ello la única opción es evitar la picadura del flebotomo.
Hace unos años, en la zona norte de España solo necesitábamos protección durante la temporada estival y aun así la incidencia era muy baja. Actualmente podemos encontrar flebótomos incluso en diciembre por lo que hemos tenido que extender esas medidas durante todo el año.
Este problema lo estamos viviendo con muchos otros parásitos portadores también de otras enfermedades ¡Lucca tuvo una infestación de pulgas en plenas navidades!
El uso de antiparasitarios para evitar la picadura del flebotomo se complementará con otras medidas como la colocación de mosquiteras en casa, que no solo protegerá a nuestro peludo sino también a nosotros y a los pequeños de casa.
Además el flebotomo está más activo a última hora de la tarde y por la noche, sobre todo en zonas húmedas, así que intentaremos evitar los paseos en ese momento.
¿Qué pasa si mi perro se ha contagiado?
Cómo hemos visto, el tratamiento de la leishmaniosis no elimina por completo la enfermedad si no que lo que consigue es una mejora o desaparición de los síntomas que esta provoca. Una vez detectada por nuestro veterinario, él nos indicará el tratamiento farmacológico que debe seguir y si nos recomienda algún ajuste en su dieta.
El pronóstico dependerá de cómo afecte la enfermedad a cada animal. Si el animal responde bien al tratamiento podrá hacer una vida normal llevando controles periódicos.
Por otra parte, si nuestro perro es diagnosticado con leishmaniosis es importante seguir empleando medidas para evitar la picadura del flebotomo. De esta forma, lo protegeremos de una posible reinfección y a su vez protegeremos a otros perros y personas que pueden ser picadas después por ese mismo mosquito portador de la enfermedad.
Pero ¡qué no cunda el pánico! Para la transmisión, una vez que el insecto parecido al mosquito ha picado al perro infectado, el protozoo Leishmania tarda unos días en modificar su sistema digestivo y hacer que sea contagioso.
Por ello si el insecto parecido al mosquito pica a un perro infectado es mucho más probable que ese mismo mosquito acabe picando a otro perro o persona lejos de casa y no a los que conviven con el animal que sufre la enfermedad.
No olvides visitar a tu veterinario
Si tienes cualquier duda sobre la leishmaniosis o dudas si tu perro puede estar infectado, lo mejor es que acudas a tu veterinario y él te ayudará a tomar medidas de prevención y control.
Es esencial, además de llevar todas las vacunas y desparasitaciones al día, realizar un chequeo anual en tu clínica habitual en la que realizan un test de enfermedades vectoriales entre las que se encuentra la leishmaniosis.
Una detección temprana de la enfermedad puede ser esencial para evitar que afecte gravemente a tu peludo.
¿Conocías esta enfermedad? ¿Tienes alguna duda sobre ella? Cuéntamelo en comentarios.